Consejos para la identificación de pacientes
Publicado el 4/04/2018
La fractura del box 4
Cuántas veces hemos escuchado o hemos utilizado el número de habitación para identificar a un paciente. Expresiones del tipo “el señor de la 322”, o “la fractura de fémur del box 4” son, todavía, demasiado habituales en nuestro entorno.
En una comedia alocada de 1982, Los locos del bisturí (Young doctors in love), una de las subtramas refleja las tribulaciones de un matón de la mafia que en el momento de ejecutar a su víctima es confundido con otro paciente. A partir de ese momento, todo son desgracias para el mafioso. Seguramente, los guionistas no pensaron que estaban llevando al absurdo situaciones que son mucho más frecuentes de lo que imaginamos y que, en la realidad, originan problemas que pueden llegar a ser graves.
Pensemos en los riesgos: Cuántas veces hemos escuchado o hemos utilizado el número de habitación para identificar a un paciente. Expresiones del tipo “el señor de la 322”, o “la fractura de fémur del box 4” son, todavía, demasiado habituales en nuestro entorno. No queremos poner de manifiesto, en estos apuntes, la despersonalización que suponen estas expresiones sino el riesgo que llevan asociadas.
La identificación incorrecta de pacientes es la primera causa de eventos adversos prevenibles en la práctica asistencial. Un documento publicado por el ECRI Institute que, a su vez, recopila una buena parte de la literatura publicada recientemente sobre errores en la identificación de pacientes pone de manifiesto que estos errores se producen en cualquier momento del proceso de la asistencia (registro de los pacientes, uso adecuado de la pulsera identificadora, realización de órdenes médicas, administración de la medicación, realización de intervenciones quirúrgicas, de pruebas radiológicas y de laboratorio o transfusiones). Asimismo, recopila las principales causas que llevan a los profesionales a cometer errores de identificación. Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations (JCAHO), afirma, en este sentido, que la identificación incorrecta de pacientes produce un 13% de los errores médicos en la cirugía y un 67% de los errores en las transfusiones. Se trata, por consiguiente, de un problema de gran relevancia.
La consecuencia lógica es que la identificación correcta de los pacientes, estableciendo la relación de tratamientos, cuidados y servicios con sus destinatarios inequívocos se ha configurado como uno de los objetivos primordiales para la seguridad de los pacientes. Para ello se requiere instaurar, en las instituciones asistenciales, políticas que incluyan el uso intensivo de elementos de identificación inequívocos.
Estas políticas de identificación inequívoca deben ser aplicadas por todos los profesionales que tienen contacto con los pacientes, tanto de forma directa como indirecta.
La identificación errónea puede suceder a causa del uso de identificadores inseguros, como es el caso del número de cama (en un hospital), o por las características del paciente, que impiden asegurar la correcta identificación: los pacientes pueden estar sedados, desorientados, no plenamente despiertos o en estado comatoso, pueden cambiar de cama, habitación o ubicación dentro del centro, pueden tener discapacidades sensoriales, pueden no recordar su identidad, o pueden estar sujetos a otras situaciones que podrían ocasionar errores en la identificación correcta.
Todas estas circunstancias deberían alertar del exceso de confianza y, por tanto, del potencial error. El objetivo es identificar de manera fiable al paciente como la persona a la cual se dirige el servicio, el procedimiento, o el tratamiento y hacer coincidir el servicio, procedimiento o tratamiento preciso con el individuo adecuado.
Un correcto procedimiento de identificación requiere de dos identificadores distintos para garantizar la máxima precisión antes de que se apliquen tratamientos (medicamentos, productos sanguíneos, radioterapia, etc.), o se realicen procedimientos invasivos (colocación de vía intravenosa, hemodiálisis, cirugía, anestesia, sedación, etc.) y antes de cualquier procedimiento diagnóstico (extracción de muestras, procedimientos de diagnósticos por imagen, etc).
En este sentido, los identificadores más útiles para una identificación inequívoca son:
- Nombre y apellidos del paciente
- Número de Documento Nacional de Identidad
- Fecha de nacimiento
- Número de historia clínica si es irrepetible (por ejemplo, construido a partir de la fecha de nacimiento)
Del mismo modo, hay una serie de identificadores NO válidos:
- Número de habitación de hospitalización
- Número de box de atención del servicio de urgencias o hospital de día
- Cualquier identificador de ubicación
- Diagnóstico
- Fecha de ingreso
- Nacionalidad
Para la identificación correcta es una buena ayuda la utilización de brazaletes de identificación con un registro de, al menos, dos identificadores inequívocos del paciente. En caso de pacientes con alteración de su sensorio, el brazalete constituye un elemento imprescindible de seguridad para su adecuada identificación.