Publicado el 2/05/2018
En la farmacia hospitalaria, ¿mejor tramitar o validar?
La validación de la prescripción va más allá de una comprobación e identificación de medicamentos. Joint Commission International establece que el farmacéutico hospitalario deberá revisar algunos puntos que garantizan la seguridad del uso de los medicamentos.
Convengamos en que la mayor parte de las organizaciones, no sólo las de salud, buscan mecanismos de toma de decisiones que maximicen la seguridad de sus operaciones. Seguridad para sus clientes, sus trabajadores, el entorno en el que se encuentran o, incluso, sus accionistas.
Un ejemplo al margen de nuestro sector. Los bancos establecen diferentes niveles de decisión a la hora de aprobar créditos a sus clientes. El objetivo es simple, disminuir el riesgo de estas operaciones de crédito, haciendo que una vez tramitadas las solicitudes (actividad puramente administrativa), alguien habilitado tome una decisión, de aprobación o rechazo de la operación, basada en el contenido de la documentación tramitada y en el conocimiento del que se dispone, además de las normas de la propia institución bancaria.
Ahora permítannos trasladar este ejemplo a un ámbito vinculado a nuestras organizaciones, hospitalarias en este caso. ¿Hay algún paralelismo? Creemos que si: La validación, por parte de los servicios de farmacia, de las prescripciones que hacen los médicos para sus pacientes hospitalizados.
Validar, según la Real Academia de la Lengua (RAE), es dar fuerza a algo realizado. Y validar las prescripciones es con toda probabilidad la función más importante que se realiza en la Farmacia Hospitalaria al ser la tarea que aporta mayor seguridad al paciente en cuanto a los medicamentos que va a recibir. Un ejemplo. Según un artículo, publicado en junio de 2017, un 15,2 % de las prescripciones de un servicio de urgencias requirieron de la intervención del farmacéutico al observarse errores en cuanto a las contraindicaciones del fármaco, sobredosificación o una incorrecta descripción de la vía de administración. Parece razonable, a la luz de estos datos (que no contradicen los observados en otros estudios), el establecimiento de mecanismo de validación de las prescripciones por parte de los servicios de farmacia.
La función de validación de la prescripción va más allá de una comprobación automatizada, seguida de la correspondiente tramitación para su dispensación y administración, que puede hacer un software bien desarrollado que nos ayuda a identificar medicamentos incompatibles entre sí o dosis inadecuadas para los tratamientos prescritos.
En este ir más allá, es donde se pone en valor todo el potencial del farmacéutico hospitalario en su función de aportar seguridad al uso de medicamentos en el hospital.
Joint Commission International establece que el farmacéutico hospitalario deberá proceder a la validación de la prescripción de medicamentos de un paciente, revisando algunos puntos que garantizan la seguridad del uso de los medicamentos.
Para una adecuada validación de la prescripción farmacológica, es necesario que el farmacéutico hospitalario se plantee los siguientes puntos:
- Idoneidad del fármaco, dosis, frecuencia, duración del tratamiento y vía de administración.
- Duplicidad o incompatibilidad terapéutica.
- Alergias o sensibilidades reales o potenciales.
- Interacciones reales o potenciales entre el medicamento y otros medicamentos o alimentos.
- Especificidades establecidas por el hospital para el uso del medicamento.
- Características fisiológicas del paciente.
- Otras contraindicaciones a tener en cuenta del estado del paciente.
- Alternativas costo-efectivas
Puede parecer que la validación genera una gran cantidad de trabajo, pero en realidad es una tarea que la práctica y la experiencia permiten hacer muy rápida y efectivamente, también teniendo en cuenta que la medicación de los pacientes hospitalizados es muy repetitiva a lo largo de su estancia hospitalaria y, sobretodo, que su capacidad de generar seguridad en el uso de medicamentos lo vale.
El proceso asistencial de un paciente hospitalizado es, necesariamente, un trabajo multidisciplinario en el que el farmacéutico hospitalario ejerce un papel protagonista que tiene su máxima expresión de valor en la validación de la prescripción.